jueves, 14 de febrero de 2013

Persona

Día a día persigo una ilusión,
Que deseo y siento en mi poder,
Que me agita, que me agota.
Decae en el espejo mi ser,
Y me pide suplicante, la razón;
¡Ay, razón!  ¿En qué sitio buscar, siendo un sin razón?

No me rindo, de mí se trata.
Mas, ni las nubes de la tarde,
Ni las drogas que me atrapan,
Ni siquiera las palabras
Hoy me encuentran salvación.
Camino resignado
Por el camino imperativo;
¡Desígname el destino, camino!
Y que me cubra de espinas
La eterna desazón.

¿Qué es de mi persona,
Cuando ya nada me persuade,
Y mi piel se desvanece?
¿Cuánto importa el desenlace?
Si amargos sueños me atormentan,
Concilio día y despertar.
Si el ruiseñor entona su canción,
El viento trae su lamento,
Y en vano intenta avivar
La llama helada de mi corazón.


Albert Ramon

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